No sé si estuviste en Girona. De todas formas, te lo digo yo, había quince mesas en juego en el torneo Ciutat de Girona. Y además, quince y no 15. Y no sé si lo has cogido pero la décimoquinta mesa era la última. Donde jugaban los que iban en las últimas posiciones, vamos.
Igual no te fijaste en los jugadores que disputaban sus partidas en esa mesa. Quizá estabas pendiente de las primeras mesas. O igual ya tenías bastante con tu mesa como para ver lo que hacían en las otras.
Pero he estado pensando. El mundo se divide en dos partes: la primera mesa y la décimoquinta mesa. Nada más. Todo lo demás es una ilusión.
Y como mucha gente ya se ha fijado en la primera mesa, yo he decidido por unanimidad fijarme en la otra mitad del mundo, en la décimoquinta mesa. Y para probarlo, os dejo unas fotos como pequeño homenaje a algunos de los jugadores más importantes de nuestro circuito. A pesar de todo se nos ha colado entre las fotos el campeón del torneo, Santi Rosales, que seguramente también se ha querido sumar a nuestro pequeño homenaje. Y es que Santi cuando quiere es capaz incluso de hacer magia.
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